Desde hace unos años, hay una pregunta que hemos incorporado a las que realizamos habitualmente a nuestros amigos o familiares: ¿qué serie estás viendo ahora?

Porque, en primer lugar, ya damos por hecho que están viendo una serie. Y en segundo lugar, porque este hábito está tan presente en nuestra vida actual que preguntar qué están viendo las personas de nuestro entorno resulta tan natural como preguntarles por la familia, el trabajo o lo que han hecho en vacaciones.

Las series de ficción devuelven el brillo a la televisión

Dicen que la televisión está viviendo una tercera época dorada. La incorporación masiva de internet a los hogares hizo que proliferaran un nuevo tipo de entretenimiento que encontraba en las páginas de descargas ilegales a su mejor proveedor y en las series a su principal objeto de deseo.

Posteriormente, la irrupción de las plataformas de pago de contenidos audiovisuales como Netflix, HBO, Filmin, Amazon Prime, Disney +… no ha hecho más que facilitar el consumo del que parece ser el producto estrella de nuestro tiempo de ocio: las series.

Allá quedan las icónicas The Sopranos, The Wire o incluso Sexo en Nueva York. Mad Men, Breaking Bad, True Detective o Game of Thrones llegaron pisando fuerte desde la red. Pero también lo habían hecho antes Anatomía de Grey, House o Modern Family desde la televisión convencional.

Da igual la temática o el canal desde el que se consuman (plataforma digital o televisión), la cuestión es que nos hemos vuelto adictos a las series y desde hace unos años no podemos vivir sin estar siguiendo una. ¿O acaso no eres de los que siente ese vacío existencial cuando termina la que está viendo?

Motivos para entender el éxito de las series

La cuestión es que cada vez consumimos más series y de manera más compulsiva, algo a lo que, sin duda, debemos echar la culpa a las plataformas digitales que permiten darnos esos “atracones” de capítulo tras capítulo sin interrupción.

Pero ¿por qué ahora preferimos ver series? ¿Por qué han ganado la batalla a las películas aunque también las tengamos al mismo alcance? Pues a continuación te damos algunos de los motivos que señalan los sociólogos:

1.- Por la increíble calidad que tienen ahora las series

El guion, la ambientación, los efectos, el montaje, la fotografía… de las series de hoy no tienen nada que envidiar al cine. De hecho, por envidiar ya no tienen que envidiar ni a sus estrellas, cada día más presentes en las ficciones televisivas.

Esto ha hecho que si bien las series de televisión habían jugado en una liga de segunda división respecto al cine, hoy puedan medirse perfectamente en el mismo campo. Series como The Crown, con presupuestos que sobrepasan los 12 millones de euros por capítulo, es un ejemplo de que las series de hoy son realmente grandes películas fraccionadas.

2.- Porque cogemos cariño a sus personajes

Los personajes de una serie acaban siendo como de la familia para los espectadores y este vínculo es uno de los que más adicción generan a este formato. ¿Cómo no coger cariño a los personajes de una serie que está ocho o diez temporadas en antena?

Además, el arte de los guionistas reside en crear series con distintos perfiles protagonistas para que todo el mundo puede sentirse identificado con un personaje al que quiere seguir acompañando durante más tiempo.

3.- Porque nos autoengañamos con su duración y contenido

Sigue pesando esa, hoy, errónea idea de que las series son un “producto menor” con respecto a las pelis y las escogemos muchas veces por eso, porque buscamos un entretenimiento que creemos más “fácil y corto” cuando al final no son ni lo uno ni lo otro.

Porque por un lado, aunque un capítulo de una serie dure menos que cualquier película, al final siempre terminamos viendo más de uno… Y además, muchas ofrecen un contenido que de fácil tiene poco: son complejas en trama, diálogos, personajes, giros… siendo más intensas, duras y densas que muchas películas.

 

La gran variedad que existe hoy en los catálogos, la manera en la que reflejan la vida, la facilidad de su consumo actual y la búsqueda de evasiones rápidas se unen al listado de motivos que hacen que hoy vivamos enganchados a una serie.